Pintura de Palabras:

El Temible Gatillo

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En el panorama se destaca una malla negra de tres cuartos de metro de altura con sobre-borde blanco y elevada del piso aproximadamente dos metros. Ella, interminable, se extiende a todo lo largo del horizonte. Encima de esta cortina rùstica de cuerdas se encuentran cuatro brazos, largos y extendidos, con las manos abiertas y unidas una a la otra formando así una pared de carne impenetrable.

Un poco a la derecha y al fondo se ve una figura a través de la red cuadriculada. Este personaje es un leal defensor que esta casi arrodillado en el suelo con los pies bien plantados y los muslos tensos dándole un balance casi perfecto, como animal listo para reaccionar a cualquier amenaza repentina. Sus manos las tiene a la altura del ombligo, encerradas en una ensalada de dígitos, amarrados en nudos. Los brazos, naciendo del cuerpo, se extienden al punto de casi tocar el piso. Su cara esta borrosa y fuera de foco pero todo su ser se dirige hacia la dirección del protagonista. Atrás de este jugador y un poco a su derecha hay otra imagen, la de otro soldado en posición similar. Cada uno, claro esta, defiende su perimetro que forma parte integral del flanco derecho. Al final, ellos ayudan a proteger el cuartel. A la izquierda de los cuatro brazos, sobre la malla, se encuentra una franja negra bordando el campo. Entre esta línea negra y los brazos solo hay un camino estrecho, una calle ciega terminada por otro defensor. Este, como sus compañeros del otro flanco, esta preparado para el inevitable y esperado ataque.

Hacia arriba y un poco a la derecha de la pared humana hay una pelota flotando en el aire en su trayectoria hacia el protagonista, proviniendo de su mismo lado de la malla y siendo colocada por un compatriota. Los ojos del protagonista, estando a un nivel un poco mas alto de la malla, coinciden con el punto de vista de la obra y cuyo punto de foco intrínseco es el balón que se encuentra un poco adelante y a la derecha. Otro compañero agresor también esta en pleno vuelo, justo a su derecha. Su empeño y su destreza intíma que le va a pegar a la pelota con anhelo y pasión. Pero, por el ángulo y altura de aquella bomba, es al protagonista a quien le toca disparar el cañón. El, como su camarada, también esta en el aire, con el brazo derecho atrás y encima de la cabeza y el hombro izquierdo adelante y al nivel de la cara. La mano izquierda encuentra su posición apuntando hacia el balón ambulante, anticipando así el desenlace del látigo cuya punta venenosa es, nada mas y nada menos, que la otra mano, !el temible gatillo!

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Gabriel Alfonso

Enero 26, 1999